lunes, 14 de julio de 2008

La Cricra

Charcos de mariposas anaranjadas riego
raspaduras en las piernas que arden al tocar agua caliente
el balde de metal sube por el aljibe, vuelca al plástico para mojar mi cabeza
cuajada robada
el tren a lo lejos
corre inparable por el pastizal
girar y girar empuñando una caña, extensión de mi brazo
desde lo alto en la cosechadora, recogiendo semillas
libre cabalgar sobre lagunas
los churros de la lluvia
sapos, cascarudos y culebras
para las bellotas del roble trepo
la noche de verano estrellandose de ruidos
mulitas escapando
liebres y perdices perdidas en las linternas
el sótano húmedo, negro, intimidante
escondiendo secretos manjares
orquetas y barro del hornero, un misterio.
Volando por encima de la casa me alejo